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¿Por qué nos atraen las personas que nos ignoran?


Edición 131
REVISTA DE PRIMERA MANO


Solemos engancharnos a lo imposible, lo complejo o lo misterioso. En las relaciones personales es un hecho bastante común. Pero, ¿sabemos por qué nos ocurre?


Existe un sentimiento bastante común de atracción emocional o sexual hacia aquellas personas que nos ignoran. Lejos de conformarnos con personas que podrían convertirse en potenciales parejas y que nos tratan con afecto, tendemos a idealizar a los que nos rechazan.

Parece que psicológicamente, el efecto denominado reactancia tiene mucho que decir sobre este tema. La reactancia  es un término acuñado por Brehm y se refiere al sentimiento que surge en cualquier individuo que ve privada su libertad.

Suele surgir cuando alguien se ve presionado a aceptar un punto de vista en concreto. Este hecho crea una reacción emocional y motivacional para adoptar el punto de vista contrario y además se endurece la resistencia a la persuasión.


La reactancia puede surgir en multitud de situaciones de la vida diaria y es un fenómeno universal. Puede aparecer tanto en niños pequeños como en adultos maduros e inteligentes. En el terreno de las relaciones sentimentales, por tanto, es bastante común encontrarnos con este efecto.

Cuando nos sentimos presionados a permanecer en una relación, a amar a alguien en particular, en cierta medida podemos ver amenazada nuestra libertad personal. Sin embargo, cuando una persona nos ignora o proyecta un sentimiento de indiferencia hacia nosotros -lo que viene a ser lo mismo que una privación- surge esa reacción motivacional que nos empuja a restituir esa libertad para elegir.

De hecho, cuanto más privados quedamos de poder elegir una alternativa, más fuerte es el sentimiento de reactancia y más luchamos por obtenerlo. La prohibición o privación de poder libremente de estar con alguien, tiñe a ese alguien de un halo de misterio tremendamente atractivo. Surge en nosotros un deseo irrefrenable de «ir a la caza» de esas personas que nos ignoran.

Las personas que nos ignoran y nuestros vacíos internos
Aunque como hemos explicado, la reactancia psicológica es muy relevante en las relaciones emocionales o la pareja, también nuestras carencias internas influyen en gran medida.

Hay personas que se enganchan a lo imposible porque esta adicción al fin y al cabo supone un entretenimiento. El problema es que lo que ahora es un pasatiempo o montaña rusa emocional puede terminar teniendo consecuencias negativas a largo plazo.


Lo complicado es un objetivo que nos hace distanciarnos y desconectar de la rutina y el aburrimiento. Pero, ¿por qué es el aburrimiento un problema? Ahí está la cuestión. Algunas personas se sienten tan carentes o vacías que sienten que una relación fácil y fluida es inapetente.

Por lo tanto, para paliar ese hastío, nos adherimos a tal pasatiempo sentimental, a un demonio que rellena esa vacante interna que nosotros mismos no podemos completar.

La consecuencia final suele ser que, si se consigue el objetivo y la relación evoluciona a algo más, lo que era un recreo divertido pasa a ser rutina y por lo tanto, aburrimiento.

Una montaña rusa en las relaciones
Si queremos ser personas estables a nivel de relaciones de pareja o personales es importante que sepamos que lo que puede comenzar siendo un juego de niños, puede terminar como un problema. Ir por aquellas personas que nos ignoran puede parecer divertido al comienzo.

Además, es posible que provoque en nosotros una sensación agradable de curiosidad e ilusión que nos mantenga enganchados. El problema es que no se puede vivir así eternamente.

Llega un momento en la vida en el que hay que bajarse de esa montaña rusa emocional y montarse en agua mansa con persona real, que es mucho más pausado.


Los motivos para no prolongar este juego son varios. El más importante es la autoestima. Las personas que se enganchan a este tipo de dinámica en la que rechazan a quienes les tratan bien y desean a las personas que les ignoran suelen tener una autoestima  muy baja.

Al no tener una autoestima sólida, su mente no para de repetirles que en realidad no son merecedores de un afecto realista. Todo lo contrario, merecen la indiferencia. Por lo tanto, por cada paso que damos en aras de conseguir a esa persona que nos desatiende, estamos clavando un nuevo puñal a nuestro amor propio.

Además, no nos llegamos a habituar a estados que son naturales, como la calma, la rutina o la reflexión. Otra de las razones es que probablemente estemos perdiendo nuestro preciado tiempo.

El ser humano pocas veces utiliza la conciencia de su naturaleza finita para disponer su tiempo.

Muchas veces nuestra forma de vida sigue a la ficción de la inmortalidad, dejando que nuestro valioso tiempo se escape. Es entonces cuando nos encontramos buscando retos imposibles que terminan volviéndose contra nosotros.