MASCULINIDAD TOXICA
La 'masculinidad
tóxica' es lo que ha resultado después de que decenas de generaciones de
varones tuvieran que ajustarse a las normas sociales de comportamiento
tradicional que actualmente se encuentran asociadas a efectos dañinos para la
psique y las emociones. Es un concepto reciente que aborda la raíz profunda del
machismo.
“Los hombres se
aguantan y no lloran”, “nosotros mandamos”, “tienes que ser rudo y exitoso”,
“un macho dispone de las mujeres que le vengan en gana” y “alza la voz y tira
puñetazos para que te impongas”, son sólo algunas de las ideas con las que
ellos aprenden cómo “ser hombres”.
Primero se las
inculcan en casa y luego éstas se refuerzan entre sus amigos y compañeros tanto
en las escuelas y los trabajos, pero también en películas, videojuegos,
canciones y deportes; es decir, ¡en todos lados!
Según el sociólogo
francés Pierre Bourdieu, la construcción del género masculino es cultural y en
ella siempre están presentes la agresión y la dominación que vuelcan hacia las
mujeres o hombres que consideran más débiles.
La buena noticia es
que el paradigma se puede revertir con la educación.
¿De verdad queremos
seguir viviendo así?
En las charlas motivacionales que imparte Justin Baldoni,
cineasta y actor de la serie Jane the Virgin, explica: “El modelo imperante ha
sido nefasto y nos ha llevado a una crisis. No sólo las mujeres la pasan mal
debido a esto.
Nosotros también
pagamos una factura alta”. En efecto, la masculinidad tóxica ha llegado a un
punto crítico. Las estadísticas confirman que la violencia está escalando y que
los perpetradores son, en su mayoría, varones. Muchos sólo saben reaccionar
conforme al rol que se les ha adjudicado. “Aun quienes se sienten ajenos a
comportamientos machistas, sin darse cuenta los replican, ya que están insertos
en el inconsciente colectivo”.
Las exigencias en
torno de demostrar su hombría y la represión de sus emociones también los están
reventando. La Organización Mundial de la Salud reporta que los niveles de
suicidio se han disparado entre los jóvenes, al punto de haberse convertido en
el principal grupo de riesgo en un tercio de los países a nivel global.
Tratar de 'ser hombre'
bajo las reglas del juego actual, es demasiado estresante; las expectativas a
cumplir en lo amoroso, laboral y académico son demasiadas.
Romper el ciclo
resulta más que imperativo, y son ellos quienes deben hacerse cargo. Sin
embargo, al tratarse de un fenómeno que nos implica a todos, nosotras debemos
saber de qué manera actuar, más allá de cortar al novio amenazante o denunciar
a un jefe maltratador. Por fortuna surgen cada vez más voces masculinas
conscientes de la necesidad del cambio.
¿Cómo detectarla?
· Interrumpir a las mujeres cuando
hablan para 'corregirlas' (mansplaining y manterrupting).
· Creer que ellas son por naturaleza
inestables, débiles y poco confiables.
· Pensarse como un gran compañero
porque 'ayuda' en la casa.
· Creer que cambiar pañales, hacer
el lunch o las coletas 'no es de hombres'.
· Asumir que a él le toca ganar más
o pagar siempre las cuentas.
· Tratar de imponerse a otros
hombres mediante agresión e intimidación.
· Pensar que el acoso sexual es algo
natural en el varón.
· Despreciar a los hombres que no
lucen fuertes y rudos.
· Primero muerto antes que mostrarse
sensible o vulnerable.
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