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EDUCACION DESORIENTADA, país a la deriva


Prof. Juan Ramón González.
Tantas reflexiones, discursos, plataformas de gobierno y promesas hemos escuchado en torno a la educación de nuestro pueblo.
Anhelo hoy para mi país, líderes como Carlos A. López y otros como los traviesos jóvenes de la generación de 1900, motivados por los ilustres Cecilio Báez y Juan E O'Leary, que han apostado y han visto el crecimiento de nuestro Paraguay, cimentado en la educación de su gente, en el conocimiento, en la libertad y en el valor y en la identidad con su historia.


En materia educativa hoy seguimos tambaleante, no encontramos el norte a seguir, se nos ha perdido la brújula. La sociedad que vivimos es fiel reflejo de la carencia de ese pilar de toda sociedad que sueña erigirse en el desarrollo. Lo expresa muy dulcemente la frase en guaraní "tavy nañandejukái márãmo ñande reko'asy"


 
Detrás de una ciudadanía que no se educa, se hace propicio los males que hoy nos aquejan, la desesperanza, los vicios, la violencia, la corrupción etc ,etc.

La siempre expresada y popularizada frase, reforma educativa, no termina de acomodarse y empezar a dar frutos. La inversión, si bien se ha acrecentado, no vemos signos visibles de cambios.

Seguimos en el vyrore'i, hoy llegamos al colmo de siquiera poder suplir en procesos rápidos y transparentes a docentes que se han acogido a la jubilación. Seguimos aplazados y eso nos cuesta caro como sociedad, nos carcome la moralidad y se invierten valores, poniendo a aquellos dañinos como paradigmas sociales a imitar.

El MEC nos pide en los colegios contar con una norma de convivencia, hasta ahí, hasta podría verse como algo lógico, pero no es menos cierto que el valor monetario que ello conlleva, impide, principalmente a las escuelas carenciadas poder contar con uno. Los trámites legales son caros.

Nunca comprendí, reflexionando desde mi aula, por qué no tenemos en todo el país una normativa estándar, que rija para todos, si bien puede haber situaciones puramente regionalistas, son más las situaciones que nos afectan por igual.

Todo esfuerzo es válido, pero resulta estéril si no nos involucramos todos. Las luchas por una educación de calidad, que responda al tiempo que nos toca vivir, que mejore las propuestas de vida, nos necesita a todos y el Ministerio de Educación y Ciencias debe garantizar el proceso de empoderamiento.

Ante todo, debemos admitir, que es una alegría poder apreciar el ko'ētī, que sin dudas nos reaviva la esperanza de que el amanecer y la salida del sol es posible.

Definitivamente, debemos animarnos a dar el salto que precisamos, estamos perdiendo la oportunidad de disfrutar de un hermoso país, que ha confundido su caminar, pero que puede prenderse de una épica historia e inmolar a sus más grandes hombres y mujeres. El país cuenta con hijos de bien, éstos ya no pueden estar solapados, deben tomar la posta y el sitial que les corresponde.