Vientos de Cambios
La estaciĆ³n primaveral trajo consigo mucho color y optimismo
en las comunidades paraguayas que, preocupados por la corrupciĆ³n de sus
autoridades salieron a las calles a protestar contra un rƩgimen hermƩticamente
cerrado que sĆ³lo favorecen al “amigo”,
“colega”, “pariente”, en fin a las
personas de su entorno y solamente de su entorno de afinidad.
Estamos felices por los cambios de vientos que se estĆ” produciendo y cada uno somos responsables de ese cambio. Bien sabemos lo que pasa, conocemos de sobra a nuestras autoridades locales y tambiĆ©n nacionales porque los medios de comunicaciĆ³n asĆ los delata, tambiĆ©n las redes sociales que hoy dĆa se presta para todo tipo de publicaciones sea a favor o en contra.
Siempre existirƔn personas que defiendan a los corruptos
porque de alguna manera son serviles a ellos, o reciben ventajas econĆ³micas,
dƔdivas o beneficio de cualquier clase y, Ʃstos aunque los descubran con la
mano en la masa serƔn incapaces de denunciarlos mientras estƩn bajo sus yugos.
Una vez que sean despedidos brutalmente empiezan a hablar y ya no sirven de
nada porque las pruebas no aparecen.
AcĆ” lo importante es que estĆ” habiendo cambios, casi un
milagro. Los impolutos estƔn cayendo poco a poco. Lo inimaginable, los que poseen
fueros a prueba de acero hoy dĆa van cayendo y eso es bueno. Legisladores,
Senadores, fiscales, jueces, funcionarios varios y narcos estƔn siendo desenmascarados. La fuerza del
pueblo unido da resultados y, viendo estos resultados anima a todos a salir
tambiĆ©n a apoyar la “transparencia”.
Las riquezas del Estado son para todos los paraguayos y no
para unos pocos, deben ser distribuidas equitativamente en todos los sectores:
obras viales, construcciĆ³n de escuelas, colegios, hospitales con todas las herramientas
necesarias y actuales. Basta ya de salarios exuberantes a unos pocos privilegiados mientras que el
resto no consigue suficiente pan para su mesa, basta de dictadura mascarada, no
mĆ”s opresiĆ³n a los pobres.
Esta realidad nueva de Paraguay nos motiva al trabajo, al
estudio y deseamos que las autoridades valoren el esfuerzo de los jĆ³venes de
formarse, para darles oportunidades de trabajo y progreso. Un profesional
universitario ya no puede ocupar el puesto de ascensorista, es injusto. TambiƩn
esa persona no puede permitirse quedar como ascensorista nada mƔs teniendo
medalla de oro y un brillante tĆtulo universitario, debe dar honor a su nuevo
rol.
Fuerza Paraguay, ¡vamos por mĆ”s! Hasta la caĆda total de los
CORRUPTOS de desangran y denigran a nuestro paĆs.
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