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CONFLICTO DE FE


Por: Abog. Gerardo Chaparro.
EdiciĆ³n 105

La fe que uno lleva por dentro es inviolable y depende de cada persona fortalecer y aumentar de acuerdo a su creencia. Los escĆ”ndalos producidos Ćŗltimamente en la Iglesia CatĆ³lica sorprende al mundo y, avergĆ¼enza a la moral tanto destape insĆ³lito. AsĆ­, el pueblo flaco espiritualmente  va enmudeciendo su fe y,  pasando al camino del instinto, dejando la razĆ³n por conveniencia.


Creo que los acontecimientos con las diferentes autoridades de nuestro paĆ­s no nos debe cambiar la personalidad ni alejarnos de nuestros principios, todos ellos son humanos, dĆ©biles y con las mismas limitaciones de todo ser humano.  Y con respecto a la Iglesia, los pastores, sacerdotes y obispos tienen la exclusiva funciĆ³n de EVANGELIZAR y no precisamente estar monopolizando medios de comunicaciĆ³n virtual para atacar a los feligreses que se les contraponga.

Es de muy mal gusto leer o escuchar que existe demanda o querella por parte de un religioso hacia un laico o, defenderse  con palabras sutiles y poca sincera.  Cuando las cuentas no son claras, evidentemente los interesados pedirĆ” rendiciĆ³n y, si no hay nada que esconder ¿cuĆ”l es el problema de rendir?

Benedicto XVI cuando sintiĆ³ que no servĆ­a mĆ”s para tal funciĆ³n, humildemente se retirĆ³, dio un paso al costado y, hoy es una gran personalidad por haber hecho un bien por la Iglesia CatĆ³lica y universal. Su sucesor ha traĆ­do tanta alegrĆ­a al mundo entero y una renovaciĆ³n de la mentalidad cristiana, infundiendo alegrĆ­a y paz a todos los hombres. Considero que es una forma efectiva de evangelizar al pueblo.

Sin embargo, en nuestra DiĆ³cesis existen turbulencias, expresiones de agravios y ocultamiento de la verdad en una estĆ©ril defensa que a gritos la gente calla. La humildad es la exigencia en la conducta y en el corazĆ³n de todo cristiano, asĆ­ como el maestro JesĆŗs, nuestro Salvador. Sigamos su ejemplo, sin ocultar la verdad, mĆ”s bien poner la cara porque nada estĆ” oculto. Y esto me hace recordar el pasaje bĆ­blico luego de la oraciĆ³n en GetsemanĆ­, cuando los soldados romanos estaban a punto de llevarlo preso a JesĆŗs y, Pedro tomando la espada arrancĆ³ la oreja a uno de ellos, pero JesĆŗs no temiendo a nada puso la cara y curĆ³ al hombre. Es una gran enseƱanza ante la tempestad de la vida, salir al frente sin miedo a lo que pasarĆ”.

Pero si hay verdad oculta y sin Ć”nimo de sacar a luz, siempre habrĆ” conflictos y se irĆ” perdiendo poco a poco la confianza. Es necesario que nuestros lĆ­deres religiosos actĆŗen como tal y no como un profano mĆ”s.