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SIN PRISA, HAY TIEMPO...

Escrito por el Abog. Gerardo Chaparro.


En los tiempos actuales, estamos experimentando nuevas cosas, grandes cosas… pero cada vez tenemos menos. Es increĂ­ble pero cierto. No nos contentamos con lo que tenemos o lo que somos, siempre estamos disparando hacia adelante por sobresalir o sobrepasar a alguien. Nos avanza inexorablemente lo material y lo superficial.
Quien no recuerda que las casitas paraguayas de antaño eran pequeñas y humildes con una familia numerosa, hoy día tenemos grandes casas y familia pequeña, muchas facilidades y sin tiempo. Todas las personas se preocupan por su formación académica e ignora al humilde y necesitado, demasiada sabiduría y sin razonar.

Nuestro mundo tiene cada vez más peritos y asĂ­ tambiĂ©n va en aumento progresivo los problemas, asĂ­ como avanza la medicina tanto como las enfermedades. Gastamos mucho tiempo en preocupaciones vanas y no nos queda tiempo para reflexionar y reĂ­r con amigos. 

Somos lentos en perdonar y rápidos en enojarnos. Así como nos gusta que se nos trate, no tratamos a los demás, andamos apresurados e igualmente no tenemos tiempo.

Tiempo hace falta para compartir en familia, para visitar al vecino y sentir su pulso. Tiempo para conversar con los hijos y conocernos, porque aunque vivamos todos juntos en la misma casa, muchas veces no nos vemos, pasa el tiempo y nos desconocemos, incluso entre matrimonios. 

Gastamos mucho tiempo en hablar y no queda nada para escuchar y ni pensar en rezar a Dios. Amamos muy poco y no nos sentimos amados por la prisa del dĂ­a, por la carrera diaria que nunca satisface el puerto.

Hay tantos motivos para valorar esta bella vida que Dios nos dio, porque hasta las enfermedades existen para dar mayor gloria a Dios y acercarnos a Ă©l. 

Por eso, en este dĂ­a tan especial en que estamos tĂş y yo mirándonos a los ojos, sin hablar… sĂłlo contemplándonos para ver más allá de la frontera humana, el rostro de Dios que, nos enseña a amar… despacio y sin prisa. Dios es el dueño del tiempo y Ă©l lo tiene suficiente… hasta la eternidad.